martes, 12 de abril de 2016

Actividad 2: "El hombre de la piel de oso"

1. Adaptación del texto folclórico "El hombre de la piel de oso"

Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo al norte de España, había una familia muy pobre, que tenía tres hijos. Los dos hijos mayores malvivían del negocio familiar pero para el pequeño de los tres no había trabajo; por lo que el joven decidió buscarse la vida e ingresó como soldado en el ejército de Flandes. Durante muchos años luchó contra otros países, vio morir a compañeros suyos y sufrió numerosas heridas de guerra. Años más tarde, cuando la guerra por fin acabó, Leopoldo; así es como se llamaba, volvió a la casa donde había pasado su infancia. Cuando llegó encontró las cosas muy diferentes a como las había dejado. Sus padres habían muerto y sus dos hermanos mayores, habían perdido mucho dinero y seguían malviviendo del poco trabajo que aún quedaba en aquel pueblo. Cuando ambos vieron a su hermano pequeño, le dijeron que allí no podía quedarse, que ya no había sitio para él y mucho menos trabajo. Leopoldo era un joven valiente y heroico, había vivido muchas calamidades y sufrimientos, por lo que, no le costaría una vez más, emprender un nuevo viaje. Pasó la noche en casa de sus hermanos y a la mañana siguiente, en cuanto el sol salió, cogió sus cosas y emprendió el camino. Leopoldo paró en todos y cada uno de los pueblos por los que iba pasando, para pedir trabajo, pero en ningún pueblo lo conseguía. Varios días fue de pueblo en pueblo, sobreviviendo gracias a las ayudas de los más amables, que de vez en cuando le daban agua, comida, ropa o incluso le dejaban asearse en sus casas. Pero nada, no encontraba trabajo. Leopoldo no sabía que más hacer, estaba desesperado, casado y triste; aunque nunca perdía la esperanza; era un joven luchador y, a pesar de todo, sabía que superaría esa situación.

Una mañana, mientras caminaba tal y como hacía todas las mañanas, Leopoldo llegó a un frondoso bosque. Al principio le dio un poco de respeto cruzarlo, ya que aún el sol no había salido del todo; pero finalmente se decidió a adentrarse en él. Después de caminar unas cuantas horas, decidió sentarse a descansar. Leopoldo estaba triste, su vida no era interesante, no tenía trabajo, ni casa ni familia; estaba solo en el mundo. Leopoldo estuvo un buen rato lamentándose pero finalmente, se levantó y retomo el camino. Al cabo de un rato caminando, escuchó una voz detrás de él. Leopoldo se giró rápidamente pero no vio a nadie. Siguió caminando, y unos pasos más hacia delante, volvió a escuchar la misma voz; esta vez Leopoldo la ignoró y continuo andando. Pero de repente un ser diminuto y brillante se dispuso ante él. Leopoldo sorprendido no podía dejar de mirar a aquel pequeño ser. Era un hombrecillo, con cara simpática, con dos alas blancas pequeñitas, con unas botas que le llegaban hasta sus diminutas rodillas, con un abrigo verde y con una bolsa colgada al cuello. Aquel hombrecillo revoloteaba enfrente de Leopoldo, sin decir palabra alguna y con una sonrisa de oreja a oreja. Pasaron unos cuantos minutos y cuando Leopoldo recuperó la compostura, pregunto a aquel hombrecillo que quien era y porque le seguía. Aquel diminuto hombrecillo, se presentó como Trebolín, y explicó a Leopoldo que era su “hombrecillo de la suerte”; todas las personas que actuaban bien en el mundo y que eran consideras buenas personas tenía uno, por si en algún momento de sus vidas, necesitaban ayuda. Trebolín estuvo meses observando a Leopoldo, viendo como buscaba desesperadamente trabajo y cómo iba de ciudad en ciudad buscando una nueva vida; por lo que decidió ayudarle. Pero aquella ayuda no iba a ser tan fácil de conseguirla. A Trebolín no le gustaba regalar las cosas ni utilizar su magia sin un sentido, por lo que Leopoldo debía de ganarse aquello que Trebolín quería ofrecerle.

Leopoldo pregunto a Trebolín que cual sería aquel negocio que debían hacer. Trebolín le dijo, si superas la prueba que te voy a poner serás rico y dueño de tu vida, en cambio si pierdes, te convertirás en el sirviente del rey de los hombrecillos de la suerte, por lo que tu vida pasará a manos de otra persona. Leopoldo no quería hacer ningún negocio con aquel hombrecillo, prefería seguir buscándose la vida; pero el hombrecillo empezó a picarle:

   - Yo he odio por ahí que eres valiente y audaz, por lo que seguro que ganaras la prueba.
Leopoldo ante esto respondía enfadado:

   -Claro que soy valiente y luchador, he sobrevivido a cientos de guerras y luchado con los ejercitos más temidos.

De repente, detrás de unos matorrales un oso enorme salto y se abalanzó sobre Leopoldo, pero este sacó la escopeta que siempre llevaba encima y mató a aquel oso. “Ves cómo eres valiente, seguro que no te será difícil ganar la prueba que tengo para ti”, dijo Trebolín.
Finalmente Leopoldo escuchó a Trebolín, total no tenía nada mejor que hacer. Trebolín le dijo:

   -Tendrás todas las riquezas que quieras, pero para ello deberás estar siete años, llevando la piel del oso que has matado, mis ropajes mágicos verdes; de los cuales sacarás siempre que quieras riquezas, no podrás cortarte el pelo, ni las uñas ni podrás ducharte y además no podrás dormir dos días seguidos en un mismo sitio en esos siete años. Cuando hayan pasado siete años, nos reencontraremos en este mismo bosque y si has cumplido todo, me marcharé y dejaré que vivas tú vida siendo un hombre rico; en cambio sí incumples alguna de estas condiciones, deberás servir el resto de tu vida al rey de los “hombrecillos de la suerte”.

Trebolín picó a Leopoldo durante un buen rato, pero finalmente Leopoldo cedió; y ese momento Trebolín se esfumó como el humo y en ese momento Leopoldo sacó muchas monedas de sus bolsillos. Desde ese momento lo primero que hizo fue guardar parte del dinero en el banco y dentro de siete años volvería a por él para poder sobrevivir muchos años más. Leopoldo era un hombre humilde, sereno pero sobretodo generoso. Decidió ir dando dinero a aquellos que más lo necesitaban. Durante los dos primeros años, Leopoldo llevó medio bien el no asearse ni cuidarse, ya que seguía estando rodeado de gente y se sentía querido por su generosidad; pero a medida que pasaban los años su aspecto iba siendo cada vez más y más desagradable y a la gente ya no le gustaba estar cerca suya. Con el paso del tiempo Leopoldo se iba sintiendo cada vez más y más solo. Por su aspecto nadie quería tener trato con él y además no podía pasar dos noches en un mismo sitio, lo que dificultaba tener contacto con otras personas y crear amistades.

Una noche, seis años después de hacer aquel pacto con el “hombrecillo de la suerte”, Leopoldo caminaba por un camino de arena en busca de un sitio en el que dormir, cuando de repente se encontró con un hombre muy disgustado. Aquel hombre había sufrido un accidente, su carro de caballos había perdido una rueda y tanto el cómo el caballo estaban heridos. Leopoldo sin pensárselo dos veces acompañó al hombre y a su caballo hasta la casa de este, y allí le dejó un puñado de dinero con el que podría curar al caballo, comprarse un nuevo carro y arreglar su casa, la cual se veía muy desmejorada. El hombre exhausto de emoción invitó a Leopoldo a pasar la noche. A lo que Leopoldo respondió:

   -Gracias por la invitación buen hombre, es cierto que buscaba un sitio donde pasar la noche, por lo tarto dormiré y a la mañana siguiente bien temprano seguiré mi camino.
Aquel hombre tenía como familia a sus tres hijas, las dos mayores Catalina y Griselda y la pequeña Monet. La joven Monet era la más bella, pero además la más simpática de las hermana. Bien es cierto, que las dos hermanas mayores no querían tener ningún trato con Leopoldo, debido al aspecto que este presentaba. Pero con Monet todo fue distinto; conectaron y algo especial se creó entre ellos dos. El padre y las hermanas mayores se fueron a dormir a medida que entraba la noche, pero Monet y Leopoldo no se dieron ni cuenta, pues estaban inmersos en una interesantísima conversación. Ella escuchaba todas las hazañas que él, emocionado le contaba. Hacía mucho tiempo que Leopoldo no tenía una relación tan cercana con nadie, y Monet estaba deseando vivir aventuras y conocer mundo. Nunca se cansaba de escucharle. Cuando los primeros rayos de sol entraron por la ventana, ahí seguían Monet y Leopoldo, cada vez más juntos, cada vez más a gusto y con menos ganas de tener que separarse. Leopoldo le contó todo la su historia con el “hombrecillo verde”, lo de los siete años y lo de las riquezas. Leopoldo se había enamorado, nunca antes había conocido una chica así, amable, dulce, humilde, bella y agradable. Sabía que ella sería el amor de su vida y  no podría dejarla escapar, por lo que la declaró su amor:

   -Dentro de un año habré acabado esta prueba y seré libre, por lo que volveré a tener mi aspecto normal, ya sabes que no puedo quedarme más de dos días en un mismo sitio, por lo que dolorosamente debo seguir mi camino y separarme de ti. No sé si sentirás lo mismo que siento yo, pero solo sé que quiero pasar el resto de mi vida contigo. El año que viene volveré y tú decidirás si quieres casarte conmigo y que formemos una vida juntos y para que sepas que soy yo el que viene a por ti, te dejo la mitad de mi moneda de la suerte, la que me acompañó en todas y cada una de las batalla en las que luché.

Monet, no podía parar de llorar porque ella sentía lo mismo, pero el miedo se apoderaba de ella no quería separarse de él y además temía por su vida durante este año. Pero Monet y Leopoldo tenían algo en común y es que eran dos jóvenes valientes, luchadores y que lo último que perdían era la esperanza; por lo que Monet le dijo:

   -Nunca he querido tan fuerte a nadie. Sé que eres tú, me he enamorado y no te quiero perder. Te esperaré un año y el tiempo que haga falta.

Ambos se fundieron en un precioso abrazo y Leopoldo se marchó. Continuó su camino, ya solo le quedaba un año pero fue el año más largo de toda su vida. Saber que volvería a ver a Monet era lo que le mantenía vivo.

Finalmente llegó el día, siete años había pasado desde aquel pacto con aquel pequeño hombrecillo, y allí estaba nuevamente, en aquel frondoso bosque; cuando de repente allí estaba, su “hombrecillo de la suerte”, con la misma sonrisa que hace siete años, y le dijo a Leopoldo:

   -Ves, lo has logrado, has sobrevivido estos siete años, has sido valiente, generoso, humilde, has ayudado a los demás sin esperar nada a cambio, y además has conocido al amor de tu vida sin buscarlo. Leopoldo has sido durante siete años el hombre más rico del mundo, y has podido comprobar en primera persona que el dinero no da la felicidad y que a gente no te quiere por ser rico, sino por ser buena persona. Tú solo has sido capaz de mejorar tu calidad de vida. Enhorabuena. Has ganado esta prueba, por tanto es el momento de que me devuelvas mis ropajes mágicos, y de que yo te devuelva el aspecto de hace siete años.

Leopoldo recuperó su atractivo, sus ropas y lo poco que llevaba aquel día. Dio las gracias a aquel “hombrecillo de la suerte” y rápidamente fue en busca de su amada. Dos días más tarde, llegó a la casa donde vivía Monet. Leopoldo aseado, elegante y en un precioso carruaje, llamó a la puerta y una hermosa joven abrió tímidamente la puerta; Leopoldo estiro la mano cerrada, cogió la mano de Monet y soltó sobre ella la mitad de su moneda. Monet le miró sorprendida, y con lágrimas en los ojos sacó de su bolsillo la otra mitad de la moneda y añadió:


   -Ha sido el año más largo de mi vida, pero el más bonito a la vez porque sabía que tarde o temprano tú, lo que más deseaba en el mundo, llamaría a mi puerta. 

Actividad 1: "Te quiero un montón" (Modificado)

PRESENTACIÓN PERSONAL

El libro que escogí para el análisis fue “Te quiero un montón” de Juan Carlos Chandro. Escogí este libro por la portada y por el titulo. No conocía dicho libro por lo que me dejé guiar por lo que me transmitía el exterior. En primer lugar me fijé en el titulo. Me considero una persona bastante cariñosa; me encanta demostrar el cariño que le tengo a los que me rodean y me encanta que estos me lo demuestren también.


En el caso de los niños de infantil creo que es algo fundamental; la afectividad es una capacidad que se debe trabajar desde que son bien pequeños. Cuando nacemos el primer contacto que tenemos, la mayoría de nosotros, es con nuestra madre; creándose entonces la primer vínculo afectivo que tendremos en nuestra vida. A través de dicha relación conocemos el mundo y todo cuanto hay en él. En la mayoría de los caso, este “lazo” afectivo tan relevante es con las madres, pero en otros caso, y no por eso menos importantes, puede ser con otras personas, que se convierten en los referentes de los niños.
Otra de las cosas que me llamó la atención fue el dibujo de la portada, me transmitió cariño, tranquilidad y seguridad.




Una vez escogido el cuento, investigué un poco más acerca del autor. Juan Carlos Chandro, nació hace 52 otoños en un pueblecito de La Rioja, donde se dedicaba al cultivo del champiñón junto a su familia. Estudió Magisterio y Filología Hispánica en Logroño. Se dedicó a la enseñanza, más concretamente a dar clases de Lengua Española; pero lo dejó para redactar guiones humorísticos para varios medios de comunicación. Años después, se mudó a Madrid, donde comenzó en el mundo de la literatura infantil. 




Escribió numerosos libros los cuales nacen del conocimiento del comportamiento de los niños. Chandro, observaba y hablaba con los niños y con sus madres con el fin de conocer un poco más sus gustos e intereses y así enfocar sus libros, para crear libros con los que sus lectores disfrutaran. Era consciente de que los libros para “prelectores”, iban a ser leídos por los padres, por lo que para hacer más activa dicha lectura, incluía onomatopeyas y canciones. El único objetivo que Chandro buscaba con sus libros era, que el niño disfrutara de la lectura sin tener que hacer un gran esfuerzo.
“Te quiero un montón” es uno de sus libros más conocidos; con él consiguió enamorar a padres y a hijos y promover la necesidad de decir más a menudo “Te quiero”. Este libro fue regalado por el Gobierno de la Rioja, a todos los niños nacidos en el año 2005.

FICHA BIBLIOGRÁFICA

Titulo: “Te quiero un montón”
Autor: Juan Carlos Chandro
Ilustrador: Mª Luisa Torcida
Editorial: Bruño
Fecha de la 1º edición: Año 2012
Edad a la que puede ir transmitido: Para el segundo ciclo de infantil, más concretamente para la edad de 4-5 años.


ASPECTOS REFERENTES AL FORMATO

  • Manejabilidad: las dimensiones de este libro son bastantes grandes, por lo que un niño pequeño que aún no tenga una gran destreza motora, le sería bastante difícil ser capaz de sostener el libro, pasar las hojas y poder “leerlo”; por eso creo que la edad ideal son los 4 y los 5 años; ya que son niños más autónomos y que presentan una destreza motora mayor, por lo que les sería más fácil manejar dicho libro. Otra cosa destacable respecto a la manejabilidad, es el material de las hojas, no es la típica hoja de papel, sino que están formadas por un material más resistente y escurridizo, facilitando así el manejo de las mismas.

  • Atractivo de la portada: la portada de este libro es bastante atractiva tanto para un público adulto como para un público infantil. Maestros y niños podemos vernos atraídos por la ilustración principal, tal como me ha pasado a mi. El dibujo de la portada, es una ilustración grande, sencilla, con colores no vivos pero sí con una imagen viva. Dicha imagen transmite, como dije anteriormente, tranquilidad, simpatía, y en los niños puede despertar una situación familiar. La imagen de por sí transmite afecto, cariño, cercanía y atención por parte de un adulto hacia un niño. Todos los niños les gusta ser atendidos, ser el centro de atención de sus adultos de referencia y sentirse queridos por los que le rodean, y eso es lo que la imagen transmite; el amor de un adulto hacia un niño. Ya desde la portada, los niños establecen una conexión con el libro, empatizan con él pues saben de qué trata y saben que es sentirse queridos, ya que ellos en su ámbito familiar sienten eso por parte de los adultos que lo forman.

  • Ilustraciones: la importancia de las ilustraciones en los libros va cambiando a medida que la edad de dichos niños avanza. Cuando son pequeños, son necesarias pero a medida que se hacen mayores se convierten en un mero adorno, que acompaña y enriquece el texto. En el caso de “Te quiero un montón”, las ilustraciones son grandes, sencillas, con colores cálidos y poco extravagantes. Dichas ilustraciones reflejan lo relatado en el texto, lo cual nos da una pista para saber con más detalle a que edad podemos dedicar este cuento, pues nosotros lo relatamos y relatamos diferentes acciones las cuales ellos verán reflejadas en las ilustraciones. Toda ilustración, sobretodo en los cuentos infantiles, deben ser un “estrategia” para atraer la atención de los más pequeños. Para ello la mayoría de los libros utilizan colores fuertes, dibujos grandes, personas, animales u objetos con expresiones llamativas y en las que se resalte las facciones de la cara. En el caso de las ilustraciones de este cuento, como he dicho, se utilizan colores claros, pero para contrarrestar esto, las dimensiones de los dibujos son grandes y las expresiones de los personajes están muy resaltadas, por lo que en cada ilustración se puede saber o deducir que emociones están viviendo los personajes.

  • Tipografía: el tipo de letra que se utiliza en los libros varía en función de la edad a la que este dedicado dicho libro y en el momento evolutivo en el que estos se encuentran. En el caso de ‘’ Te quiero un montón’’ el texto que aparece, utiliza un lenguaje sencillo, con repetición de palabras, con un tamaño de letra medio-grande, con una caligrafía muy legible que los niños puedan reconocer en él palabras y frases sencillas que ya conozcan. Este libro esta dirigido, especialmente para que se lea a los niños, pero como la edad de 4-5 abarca a niños que empiezan a leer, este libro sería muy adecuado debido a las repeticiones y a que algunas palabras aparecen en mayúsculas lo cual favorece aun más esa iniciación a la lectura. Por lo tanto creo que la letra es perfecta tanto para niños ‘’prelectores'' que reconocen algunas letras o palabras como para niños que ya saben leer.



ASPECTOS REFERENTES AL CONTENIDO

La literatura infantil, constituye un medio poderoso para la transmisión de la cultura, la integración de las áreas del saber, el enriquecimiento de los universos conceptuales y la formación de valores. Además la literatura cumple un papel fundamental en la escuela y el hogar como herramienta que favorece un acercamiento a los procesos de lectura y escritura. Pero junto a todo esto, la literatura tiene un fin fundamental e importantísimo que busca en todos y cada uno de los niños, y es conseguir que estos disfruten con ella, disfruten “ojeando” libros, escuchando cuentos y leyendo los primeros textos. El disfrute de la literatura es la base para lograr todos los objetivos expuestos anteriormente. Si un niño desde bien pequeño no asimila la lectura como una actividad de placer, su futura actitud hacia esta será negativa y por tanto querrá alejarse de ella.


Tema
El tema principal en los libros infantiles debe ajustarse y estar relacionado con la edad  de los receptores. En el caso de la edad que he elegido, los 4-5 años, los niños presentan un periodo denominado “animista”, es decir, periodo en el cual el niño va abriendo, explorando, analizando y transformando el mundo que le rodea, por lo que los temas de los libros o de los cuentos deben estar relacionados con experiencias o vivencias que hayan podido experimentar en primera persona.
En mi opinión, creo que el tema principal y los secundarios de este libro se centran en la importancia de la afectividad y la atención que los niños reciben de los adultos. Bien es cierto, que dicho libro se basa en la relación de la madre y el hijo, pero nosotros como maestros no debemos centrar nuestra atención única y exclusivamente a dicha relación, sino que debemos generalizar dicho tema e indagar en qué es para los niños la afectividad, como se sienten cuando reciben cariño de sus referentes (madre, padre, hermanos mayores, abuelos, etc.) y qué tipo de emociones son las que presentan en cada momento.

Las relaciones afectivas con sus referentes son fundamentales en la vida del niño, pues es el modo de que vayan adquiriendo autoestima y seguridad en sí mismos, las cuales necesitan para poder afrontar los retos que se le presentaran a lo largo de su vida. Dichas relaciones afectivas se basan en el “nacimiento” de las distintas emociones; emociones que aparecen progresivamente a lo largo del desarrollo psicológico del niño y constituyen el vínculo entre los sentimientos, el carácter y los impulsos morales.  Pero la aparición de estas emociones se va regulando y conformando gracias a las relaciones con el entorno y a todos los factores influyentes que rodean al niño.

Entre dichos factores está la escuela, la cual se considera uno de los medios más influyentes en la vida de los niños. Es en este ámbito, desde el que los maestros “tenemos el poder” de mostrar a los alumnos el placer de la literatura y relacionarlo así con bienestar. Anteriormente he hecho alusión a la importancia de la literatura respecto a qué aporta en el desarrollo intelectual, psicológico y emocional del niño; pero todo eso no se conseguiría si no somos capaces de despertar en ellos el placer por la literatura. Imponer la literatura como una “tarea” escolar es lo peor que se puede hacer, pues creamos en los niños un momento de disgusto y frustración ya que estaría haciendo algo de forma obligada y sin que naciese de ellos mismos. En este caso concreto, para conseguir dicho placer en los niños, el tema en el que se basan los libros debe ir relacionado con la edad de los receptores, como dije anteriormente; y que dichos temas se ajusten a su mundo y al momento evolutivo en el que se encuentra el niño, para conseguir que no se convierta en un “problema” y por tanto desemboque en una frustración.


En el caso de la edad que yo he elegido y que creo que es la adecuada para leer este libro (entre los 4 y los 5 años), los niños ya presentan un desarrollo cognoscitivo mayor; su lenguaje es más rico, comienzan a desarrollar su lenguaje oral, perciben la relación entre imagen y palabras, distinguen el ritmo y el sonido de las palabras; es decir, en función de la entonación que nosotros les demos, ellos deducirán si se trata de una acción que causa tristeza o alegría, o si el protagonista esta feliz o enfadado. Este libro los temas que se tratan, son temas que el niño ha vivido en primera persona, o se siente identificado con las emociones que el protagonista del libro, Garbancito, presenta en todo momento. Este hecho, hace que automáticamente el niño se sienta identificado con lo que ocurre en el libro.





Estructura

El tipo de estructura que presenta este libro es de tipo lineal: presentación del tema, que en este caso, presenta la situación en la que están Garbancito y su madre, es decir, él esta enfadado y su madre tiene muchas cosas que hacer. A continuación viene el nudo, que es cuando Garbancito reclama la atención de su madre y le expresa como se siente, su madre se da cuenta y hace lo posible por demostrar a su hijo que le quiere, y que esta dispuesta a hacer cualquier cosa para demostrárselo. Y el desenlace, que es cuando ambos consiguen lo que buscaban; en el caso de Garbancito que su madre pase tiempo con él y le demuestre que la quiere, y en el caso de su madre hacer que Garbancito sea feliz, fin que toda madre busca.

Protagonista

En este libro son dos los personajes que aparecen. Por un lado tenemos a Garbancito que es el inconfundible protagonista de la historia; pues es el que desencadena la acción, el que tiene el problema y por ello tiene que buscar una solución, el que expresa sus sentimientos al principio y el que busca un fin claro, “que su madre le diga que le quiere”. El hecho de que el protagonista sea un niño, para la edad en la que yo me baso es fundamental, pues dicho niño debe presentar similitud al momento evolutivo de la edad a la yo me dirijo, y este caso se ajusta a la perfección: es un niño que ya duerme solo, que tiene su propia habitación, que expresa emociones y sentimientos de tristeza o de disconformidad con algo, estructura frases con sentido y con un lenguaje mucho más rico y complejo, y además tiene una bonita relación con su madre, como la mayoría de niño a esa edad; no olvidemos que las madres, junto con los padres son el principal referente de una persona los seis primero años de vida. El otro personaje es la madre, cuyo rol es más que familiar en el entorno que rodea al niño, pues el papel de madre es indiscutible y las emociones que dicha figura genera en ellos también lo son. Por lo tanto la relación que se da entre ambos personajes es ideal para empatizar con los niños, pues la mayoría de ellos la viven de la misma forma.


Valores y contravalores

Empezaré con los contravalores, pues solo observo uno, y el cual se da en la sociedad en repetidas ocasiones. Dicho contravalor lo observo en la madre; cómo por el trabajo y por otras labores que nos inquietan dejamos a un lado o como secundario temas imprescindibles en nuestra vida, sin darnos cuenta de lo realmente importante. La sociedad, la rutina, el trabajo, las obligaciones, las prisas, las responsabilidades…son muchas de las cosas que a día de hoy y a medida que nos hacemos mayores van “cuarteando” nuestras vidas, y van obteniendo puesto en el ranking de importancia; cuando son las cosas que en muchos casos menos felices nos hacen. Pero este contravalor se contrarresta a lo largo del cuento. La madre sufre una transformación pues gracias al reclamo de su hijo se da cuenta de lo realmente importante que es el afecto, y más el afecto a un hijo, que es quien más te necesita. Demostrar el cariño requiere muy poco tiempo, en cambio la influencia que tiene sobre los otros; en muchas ocasiones es incalculable. Entre lo valores observo:

Ø  La paciencia. Garbancito esta enfadado porque quiere que su madre le dedique tiempo, pero es observador y sabe que no es el momento, por eso controla su deseo y se resigna a esperar, pero no sin antes reclamar la atención de su madre sin montar ninguna rabieta y de forma adecuada.

Ø  La empatía. Ambos muestran empatía hacia el otro, pues Garbancito como he dicho anteriormente no exige a su madre que le haga caso, al contario acepta un no. Y en el caso de la madre, es capaz de empatizar con él, pues sabe que solo con haberle dicho “mamá dime que me quiere”, su hijo la necesita y está pidiendo “a gritos” que pare un segundo y le preste atención.


Ø 
El amor. No hay nada más bonito que un libro transmita amor; y no hay amor más puro que el que nace de la relación padres-hijos. Todos los niños conocen ese sentimiento, o por lo menos la mayoría de ellos; bien sea con su madre, con su padre, o con ambos. Pero junto con el amor se trabaja la necesidad de demostrar las cosas, todos sabemos quien nos quiere y quien no pero las cosas tienen que demostrarse, el ser humano necesita sentirse querido para realizarse, para sentirse seguro con el mismo y con los demás. 




Lenguaje

Y por último, y no por ello menos importante, analizaré el lenguaje del libro. En primer lugar no fijamos en el titulo “Te quiero un montón”; el titulo hace referencia a una frase muy familiar para los niños. Dicho titulo es tierno y expresa amor, cariño, y sobretodo afecto; por lo que el maestro solo con leerlo, podrá intuir lo que le espera en el interior del libro. Si nos adentramos un poquito más, observamos que el lenguaje que se utiliza en el libro, es un lenguaje sencillo, repite algunas estructuras, palabras claras, poco texto, frases cortas, etc. Además recurre al uso de figuras literarias como las onomatopeyas, lo que le da al texto un carácter más dinámico, más realista y menos formal. Y también al uso del paralelismo, es decir, a la repetición de la misma estructura aunque presentando ligeras variaciones.





CONCLUSIÓN

Después de leer y analizar el libro que escogí, puedo decir que sí lo utilizaría como recurso en mi aula de cualquier curso del segundo ciclo de educación infantil, es cierto, que he tenido que establecer una edad concreta, y para mi la más adecuada sería 4-5 años; pero creo que para cualquier curso del segundo ciclo, serviría para atraer la atención y el gusto por la lectura de los niños.
Es un libro sencillo de contar, corto, con buenas ilustraciones y con un buen tamaño para llamar su atención. Además la historia es preciosa y trata un tema que a esas edades les es muy familiar; el afecto, el amor y el carriño que las madres nos transmiten.
Además el lenguaje que se utiliza, como he dicho anteriormente, es sencillo y el uso de onomatopeyas hace que sea más dinámico y llame más su atención pues nosotros debemos representarlas.
El tema que se trabaja es un tema “bonito” y que da “mucho juego”, pues seguramente nos ayude a conocer la relación que los niños tienen con sus madres, y a saber la importancia que le dan al afecto desde estas edades tan tempranas.
Siempre que tengo que hablar del afecto recurro a lo mismo, pero es así; creo que es fundamental trabajar el afecto en edades tan tempranas, pues el afecto, el expresar emociones, el tener los sentimientos claros, etc; ayudan a que conformemos nuestra personalidad y a que nos relacionemos con el mundo, ya sean los iguales o los referentes. Las relaciones afectivas, además crear en nosotros un autoconcepto positivo y una seguridad que se ve reflejada en otros aspectos de nuestra vida, como en el establecimiento de metas personales, en el espíritu de superación, en el establecimiento de vínculos sanos con los demás, etc.
Por ello soy tan participe de libros basados en la demostración del cariños, porque creo que es vital, y no solo en niños, sino en todas las edades; nunca es tarde para saber cuando es necesario demostrar lo que sentimos a los demás, y que los demás nos lo demuestren.
Después de ojear alguno de los blogs que nos recomendaste, de momento, me quedo con una frase que me ha encantado, y con la que me gustaría acabar mi análisis del libro.




   
Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto”

 Aristóteles



Webgrafía y bibliografía

Cómo despertar el hábito lector en los más pequeños . (s.f.). Obtenido de http://www.literaturasm.com/pautas_para_elegir_lecturas_de_0_a_5_anos.html
Conceptos básicos de la literatura infantil: ejemplos para la clase de ingles. (s.f.). Obtenido de http://www.csi-csif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/Numero_17/ANTONIO_BLAZQUEZ_ORTIGOSA_1.pdf
González, E. (s.f.). Educar en la afectividad. Obtenido de http://www.surgam.org/articulos/504/12%20EDUCAR%20EN%20LA%20AFECTIVIDAD.pdf
Literatura para niños: una forma natura de aprender a leer. (s.f.). Obtenido de http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102008000400002